Este monólogo se erige como un canal para dar voz a los sentimientos más íntimos y satisfacer la necesidad de otorgar significado al dolor vivido. A través de vivencias propias de la autora y actriz, se han escrito distintos textos que cobran sentido y forma mediante ensayos, donde buscamos, desde la organicidad, encontrarles un hueco en nuestro tema principal: ¿El dolor vale la pena?
La autora se centra en la exploración de los límites del Teatro Musical, fusionándolo con la autoficción, la performance y las actuales tendencias teatrales. A través de esta investigación, busca expandir las posibilidades creativas en el Teatro Musical, rompiendo barreras y explorando nuevas formas de contar historias en el escenario.
“La que lloraba” surgió desde la predisposición de crear un lenguaje propio, la búsqueda de mi identidad como actriz y creadora, y la necesidad de darle voz a temas que considero fundamentales y necesarios de abordar en la actualidad. En mi obra, me propongo llevar la autoficción al ámbito del Teatro Musical, explorando cómo puedo utilizar elementos autobiográficos en la creación de personajes, narrativas y canciones. También busco abordar temáticas sociales y de actualidad, poniendo el foco en permitir al público conectar de una manera más profunda y auténtica con las historias que se cuentan en el escenario.
Todo esto surge desde una preocupación por la frivolidad que he encontrado en ocasiones como estudiante de Teatro Musical respecto a este género. Quiero romper con estereotipos y explorar nuevas formas de expresión que trasciendan la superficialidad y toquen fibras más sensibles y significativas. Comencé a escribir pequeños textos sobre cosas que me pasaban, que sentía o que me importaban. Poco a poco, y casi sin darme cuenta, terminé teniendo un borrador de la obra. Lo llamo borrador de manera consciente porque, desde que lo leí, tuve la certeza de que tenía que ser un texto que se cerrase enriqueciéndolo con nuevos escritos que surgieran desde la improvisación, las atmósferas, las relaciones, las imágenes y las emociones de los textos, y, sobre todo, llevando a la vida lo que ya estaba escrito. Sólo estaría cerrado encima de un escenario.
Nuestro arte tiene el poder de ser una herramienta de cambio y reflexión. Por esto, con «La que lloraba», quiero generar un diálogo y una reflexión individual y colectiva sobre las estructuras sociales, utilizando el teatro como herramienta para cuestionar y desafiar los patrones establecidos, fomentando la empatía y la comprensión hacia las experiencias de género y la salud mental. Mi objetivo es promover una búsqueda de comunicación genuina y encontrar una nueva manera de relacionarnos y comunicarnos desde la libertad más pura de cada uno.